martes, 2 de julio de 2013

Esparta

Origen


La ciudad estado fue fundada tras la conquista de Laconia por los dorios. Al principio estuvo minada por disensiones internas. Las reformas en el siglo VII a. C. fueron un verdadero punto de inflexión en la historia de la ciudad: a partir de entonces todo se encaminaría a reforzar su poderío militar y Esparta se convertiría en la ciudad hoplita por excelencia.
Esparta sometió a la totalidad de Laconia: comenzó por conquistar toda la vega delEurotas para rechazar a los de Argos y asegurarse la hegemonía de toda la región. La segunda etapa consistió en la anexión de Mesenia. Esparta era ya la ciudad más poderosa del área, con Arcadia y Argos como únicos rivales. A mediados del siglo VI a. C. Esparta sometió también las ciudades de Arcadia y derrotó a Argos dejándola totalmente debilitada. Todas ellas se verían forzadas a firmar pactos por los que reconocían la hegemonía de Esparta. Fue en el marco de estas luchas con los argivos que Esparta adoptó el estilo hoplita de combate, aproximadamente entre los años 680 y 660 a. C.1
Durante el Siglo VI a. C. los espartanos mantuvieron una activa política exterior que incluía la alianza con Creso de Lidia frente a la amenaza persa. También combatieron los tiranos de Grecia y depusieron a muchos de ellos fracasando frente a otros (Polícrates de Samos resistió a la invasión espartana). Sin embargo también apoyaron a tiranos que les pudieran ser favorables y en Atenas intentaron restaurar a los pisistrátidas pero la oposición de la influyente Corinto lo impidió.

Sociedad espartana


Los únicos que poseían derechos políticos eran los denominados espartiatas que a diferencia de los espartanos, estos tenían descendencia consanguínea con el pueblo indoeuropeo de los dorios, llamados “astoi” o “ciudadanos” (término más aristocrático que el de “polités”, habitual en otras ciudades griegas); también se les conocía como “Homoioi” (“Pares” o “Iguales”). Conformaban una minoría privilegiada pues al momento de nacer recibían una parcela de tierra junto con unos ilotas, que conservaban toda su vida. No todos los homoioi espartiatas, sin embargo, eran considerados iguales ni compartían los mismos derechos. Los historiadores llaman “tresantes” (“los temblorosos”) a aquellos culpados de atimia, por motivos diversos como la incapacidad de pagar multas, prostituirse o, en general, la pérdida de honor en diferentes circunstancias. SegúnHeródotoJenofontePlutarco y Tucídides, a los “tresantes” se les sometía a toda clase de desprecios y vejaciones: obligación de pagar el impuesto de soltería, expulsión de los equipos de pelota, de los coros, de las comidas en común, etc. Su estado de marginación era casi tan absoluto como el de los ilotas, con la excepción de que ellos sí podían acceder a los lugares públicos (siempre en los últimos puestos) y que les estaba permitido redimir su deshonra mediante actos de valor en la guerra.
Un auténtico espartiata debía ser hijo de padres espartiatas, haber recibido la educación espartana, hacer sus comidas junto a los demás ciudadanos en los comedores públicos y poseer una propiedad suficiente como para permitirle sufragar los gastos de su ciudadanía. Conformaban una minoría privilegiada que poseía las tierras, ocupaba los cargos públicos en forma exclusiva y concentraba el poder militar. Los trabajos manuales y de la tierra eran considerados tareas denigrantes para ellos, los trabajos de agricultura eran propios de los espartanos ( hombres que vivían en Esparta pero que no eran ciudadanos).
El nombre de “Homoioi” (“Iguales”) es testimonio, según Tucídides, del hecho de que en Esparta “se ha instaurado la máxima igualdad entre el estilo de vida de los acomodados y el de la masa” (I, 6, 4): todos llevan una vida en común y austera.

Los no ciudadanos: periecos e ilotas


Los periecos (habitantes de la periferia), eran descendientes de los miembros de las comunidades campesinas sometidas sin utilizar la fuerza. Son mantenidos al margen del cuerpo cívico por la reforma de Licurgo, que les niega cualquier derecho político. Aunque libres, jamás participan en las decisiones. Poseen el monopolio del comercio y comparten el de la industria y la artesanía con los ilotas. Entre los periecos hay también campesinos, reducidos a cultivar los terrenos menos productivos. Gozaban de ciertos derechos, como poseer bienes o casarse, pero no podían participar en el gobierno de la ciudad.
Los ilotas son los campesinos de Esparta. Eran descendientes de las comunidades campesinas sometidas a la fuerza por los dirigentes. Su estatus se crea con la reforma de Licurgo. No son estrictamente esclavos, sino siervos: pertenecen al Estado, están adscritos a la propiedad que cultivan, no se los podía comerciar, pueden casarse y tener hijos y se quedan con los frutos de su trabajo una vez deducida la renta que corresponde al titular de la hacienda, normalmente un cuarto de la producción total.
De modo excepcional, los ilotas podían ser reclutados para el ejército y liberados luego. Mucho más numerosos que los ciudadanos, la reforma de Licurgo les dejó por completo al margen de la vida social. Los “Iguales”, que temían su rebelión, les declaraban solemnemente la guerra cada año, les humillaban y atemorizaban (ver "Krypteia").

La economía

Resulta evidente que la crisis del siglo VII a. C. no podía ser resuelta más que mediante la creación de un ejército de hoplitas que sucediera a los guerreros a caballo o en carros. Y es la aparición de la clase de ciudadanos que lo forman, a través de la absorción de la aristocracia terrateniente por la masa popular, lo que da lugar a la “eunomia” (“buena ley”). Dicha absorción se llevará hasta el extremo, a fin de crear la igualdad total. Los aristócratas renuncian totalmente a sus privilegios: en el siglo VI a. C., la ciudadanía de Esparta cuenta con entre 7.000 y 8.000 Homoioi (“Iguales”). La aristocracia terrateniente renuncia a sus propiedades para ponerlas en común. Cada cual recibe un lote (“klerós”, “lote-heredad”) equivalente e inalienable: no se puede vender ni hipotecar. Su cultivo se encomienda a los siervos del Estado (los ilotas), que entregan las rentas en especie al propietario para que sostenga a su familia, pero sin que se pueda enriquecer. Los ciudadanos tienen prohibido el comercio; de este modo, todo el mundo está plenamente disponible para la guerra, única actividad verdaderamente cívica y en la que se centra el proceso educativo, igual para todos. La igualdad, por último, se extiende al ámbito político, puesto que todos participan en la asamblea.

Guerras Médicas


En el siglo VI a. C., Esparta se había interesado por el Asia Menor, entre otras cosas suscribiendo una alianza con Creso, rey deLidia. Al comienzo del reinado de Cleómenes I, sin embargo, se mostraría más aislacionista, rechazando apoyar, en el 499 a. C., larevuelta de las ciudades de Jonia contra los medos (persas), para centrarse en consolidar su propio imperio del Peloponeso. En 491 a. C., cuando Cleómenes logró desembarazarse de Demarato, las cosas cambiarían. Los espartanos arrojaron a un pozo a los emisarios de Darío I, llegados para reclamar la tierra y el agua, acto simbólico de aceptación de la hegemonía universal de losaqueménidas, y despacharon refuerzos a los atenienses (refuerzos que llegaron a Maratón demasiado tarde para participar en la gran victoria griega).

Leónidas en las Termópilas, deJacques-Louis David, 1814, Museo del Louvre.
En el año 481 a. C., cuando Jerjes reclamó de nuevo la tierra y el agua a todas las ciudades griegas, exceptuando a Atenas y Esparta, fue naturalmente a ésta última a la que se le confió encabezar la Liga Panhelénica, incluyendo la flota, pese a la superioridad marítima de Atenas. Tras haber renunciado a defender Tesalia, los espartanos, mandados por su rey Leónidas, defendieron valerosamente el desfiladero de las Termópilas, retrasando en forma notable el avance de los persas, y permitiendo a la flota replegarse hacia Salamina. En contrapartida, la total victoria de Salamina fue obra de los atenienses, quienes tuvieron que recurrir al chantaje para forzar la batalla en el estrecho, siendo así que el navarca –almirante- espartano de la flota, Kriatos, deseaba replegarse al istmo de Corinto.
En el 479 a. C., la victoria de Platea se logró bajo el mando del general Pausanias, regente debido a la minoría de edad de su primo el rey Plistarco hijo de Leónidas I. En el 479 a. C., la victoria de Mícala se logró bajo el mando del rey Leotíquidas II. El general Pausanias recibió la misión de destruir el puente de barcas construido por los persas sobre el Bósforo, con el fin de dificultar su retirada, pero una tempestad se encargó por él del trabajo. Con el restablecimiento de la paz, Esparta propuso abandonar a su suerte las ciudades jonias, demasiado lejanas, pero tropezó con la oposición de Atenas, lo mismo que en su sugerencia de expulsar de la anfictionía de Delfos a las ciudades culpables de medismo o alianza con los persas: es decir, las de Tesalia.

Guerra del Peloponeso


Apenas terminadas las guerras médicas, Esparta se inquietó por el creciente poderío de Atenas, enardecida ésta por sus victorias contra los persas. Presionada por Egina y Corinto, Esparta prohibió a Atenas reconstruir sus murallas, destruidas por los persas. Esto no impidió que Atenas abandonara la Liga Panhelénica para fundar la Liga de Delos. Esparta no llegó a desencadenar una guerra y las relaciones se mantuvieron estables hasta el 462 a. C., año en el que desdeñó y envió de vuelta un contingente ateniense dirigido por Cimón, que había acudido a socorrerla en plena revuelta de los ilotas. Esto supuso la ruptura, sellada con la condena al ostracismo del espartófilo Cimón por sus compatriotas de Atenas.
Las hostilidades propiamente dichas comenzaron en el 457 a. C., a requerimientos de Corinto. Tras una serie de victorias y derrotas para ambos bandos, se alcanzó una paz inestable que duraría cinco años. En el 446 a. C., las revueltas de Megara y Eubeareavivaron el conflicto. Esparta, a la cabeza de las ciudades coaligadas, arrasó el Ática. El propio rey espartano Plistoanacte fue acusado de corrupción, por no haber proseguido la ofensiva, y condenado al exilio. En el 433 a. C., por último, el asunto de Córciradio lugar al inicio de la Guerra del Peloponeso.
Hoplita.
La guerra se prolongaba demasiado. Pericles decidió abandonar el Ática al pillaje sistemático de los espartanos, acogiendo a la población dentro de los Muros Largos, que unían Atenas con su puerto, El Pireo. En el 425 a. C. se produjo la humillante derrota deEsfacteria, donde 120 Iguales (ver más abajo), pertenecientes en su mayor parte a las grandes familias de Esparta, fueron capturados en un islote. La ciudad tendría que rendir la flota para recuperar a sus hoplitas. El golpe fue traumático: era la primera vez que se veía a los Iguales rendirse en vez de combatir hasta la muerte. En el 421 se firmó con el estratego ateniense Nicias una paz largo tiempo anhelada.
Pese a todo, las tensiones permanecieron. Esparta y Atenas chocaron nuevamente en el418 a. C. por una disputa territorial en Mantinea. Atenas decidió que Esparta había roto los tratados, y la guerra recomenzó en el 415 a. C. Los atenienses organizaron una expedición contra Sicilia que terminó en desastre. La revuelta de las ciudades jonias de la Liga de Delos permitió a Esparta imponerse en el campo de batalla. En el 404 a. C., una Atenas sitiada terminó por capitular.
Esparta obligó a Atenas a acortar los Largos Muros en diez estadios (algo menos de dos kilómetros) por cada extremo, y a unirse a la Liga del Peloponeso. Los espartanos, sin embargo, titubeaban respecto al sistema de gobierno que impondrían a la ciudad. Todo el mundo estaba de acuerdo en la necesidad de poner fin a la democracia, pero se dudaba entre una oligarquía radical bajo tutela espartana y otra más moderada, sin guarnición espartana para sostenerla. El general Lisandro, gran artífice de la victoria sobre Atenas, impuso el gobierno de los Treinta Tiranos, pero el otro rey, Pausanias, permitió enseguida el derrocamiento y huida de los Treinta y de sus partidarios, y apoyó en cambio a los oligarcas moderados que se habían quedado en Atenas. Con todo, a su regreso a Esparta Pausanias sería juzgado, y ocho años después de su absolución, se vería condenado cuando Atenas volviera a tomar las armas contra Esparta.

El imperialismo espartano del siglo IV a. C.


Esparta se había lanzado a la Guerra del Peloponeso bajo la bandera de la libertad y de la autonomía de las ciudades, amenazadas por el imperialismo ateniense. Pero, tras haber vencido, haría otro tanto: impuso tributos, gobernantes títeres e incluso guarniciones. A partir del 413 a. C.Tucídides la describía como la potencia que “ejerce sola desde ahora la hegemonía sobre toda Grecia” (VIII, 2, 4).
Esparta cambió en consecuencia de política ante Persia, haciéndose la portavoz del panhelenismo. En primer lugar, se produjo laexpedición de los Diez Mil narrada por Jenofonte en la Anábasis, derrotada en el 401 a. C. En el 396 a. C., el diarca Agesilao II fue enviado a derrocar a Tisafernessátrapa de Caria, y proteger a las ciudades griegas. Los sueños imperiales de Agesilao terminaron rápidamente, porque se le convocó de vuelta a causa de los acontecimientos en Grecia: Atenas, Tebas, Argos y otras ciudades se habían rebelado contra Esparta. Era el inicio de la Guerra de Corinto. La coalición fue derrotada en Coronea y Nemea (394 a. C.), pero Esparta perdió la hegemonía marítima que tenía por entonces. Entre tanto, los persas se lanzaron a una contraofensiva, y Atenas reconstruyó sus Largos Muros. Bajo la amenaza, Esparta terminó por firmar la paz de Antálcidas, tanto con los griegos como con los persas (386 a. C.).
Esta paz, protegida por el Gran Rey persa, permitía en realidad a Esparta continuar su política imperialista con la excusa de proteger la autonomía de las ciudades más pequeñas. Esparta obligó a Argos a conceder a Corinto su independencia, e incluso aOlinto a respetar la autonomía de sus ciudades de la Calcídica.En el 378 a. C., sin embargo, el conflicto volvió a aparecer tras una razia espartana contra El Pireo. Concluyó con la paz entre Atenas y Esparta (371 a. C.), preocupadas ambas por los avances deTebas. Esparta lanzó de inmediato un ataque contra la ciudad beocia que terminó en el desastre de Leuctra. El general tebanoEpaminondas destrozó el ejército espartano comandado por Cleómbroto I y organizó una poderosa ofensiva contra Esparta. Ésta se vería obligada a reclutar a numerosos ilotas a fin de proteger la ciudad. Fue el final de la hegemonía espartana.

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